¡Duerme lo requerido, rinde al máximo!

Por ahí oímos una vez: “Se puede aguantar hambre, pero no el sueño” y es que el cuerpo es tan sabio, que sencillamente toma la decisión por sí sólo sin importar cuántas tazas de café bebas.

Cuando descansamos, específicamente cuando dormimos, nuestro cuerpo envía mensajes al cerebro para relajar los músculos, hacer más lenta la actividad cardiorrespiratoria y así tener la oportunidad de reponer absolutamente todo el desgaste del cuerpo durante el día.

Foto de Miriam Alonso en Pexels

¿Cómo así?

El descanso es físico, fisiológico y metabólico. El físico está relacionado a la reposición y formación muscular, el fisiológico al sistema inmune protegiéndonos de enfermedades y el metabólico refiere al proceso de transformación de los alimentos en energía para movernos, pensar y crecer.

Al momento de dormir, disminuye la presión arterial porque el corazón no necesita tanto esfuerzo para bombear sangre. Por su parte, el cerebro aprovecha la oportunidad para reforzar las cualidades de la memoria mediante el proceso de sinapsis, convirtiendo los datos y momentos vividos en recuerdos que permanezcan en la memoria. Este último, es vital para un deportista pues le permite recordar lo aprendido durante el entrenamiento. 

Dormir también reduce el consumo metabólico, la frecuencia cardíaca y baja la temperatura corporal. Se secretan hormonas tiroideas como el cortisol o la hormona del crecimiento, que relacionado con nuestro entrenamiento nos ayuda a fortalecer y aumentar la masa muscular.

Para un deportista es vital el rendimiento y éste depende totalmente de la regeneración neuronal. Este proceso se da por medio del sueño, ya que mientras dormimos aumenta la plasticidad y se regeneran los circuitos neuronales mejorando nuestro sistema cognitivo.

Ahí van unos consejos básicos…

Las reglas de las 2 horas

1- ¡Come rico pero ligero!

Come algo que te guste, que te haga feliz pero que no sea muy pesado y procura que sea mínimo 2 horas antes de dormir. Así le das tiempo al cuerpo de nivelar el azúcar en la sangre, te acuestas feliz y sin pesadez.

2- Entrena suave en la noche…

Evita entrenamientos fuertes antes de ir a la cama. Uno suave bastará y con mínimo 2 horas antes de acostarse. Con esto procuramos que los niveles de energía bajen y los músculos puedan reposar.

3- ¡Nada de pantallas!

No es recomendable usar pantallas iluminadas (televisión, computadoras, teléfonos) antes de dormir, lo ideal es manipularlas 2 horas antes de ir a la cama, como mínimo. La iluminación artificial de las pantallas acarrea trastornos del sueño, ya que provoca interrupciones en el ritmo circadiano o reloj humano en el que el cuerpo al anochecer relaciona que es momento de dormir y siente somnolencia.

La efectividad de las rutinas

4- Fija horarios

Trata siempre de ir a la cama a la misma hora cada día, llega un momento que se hace habitual para tu cuerpo y el sueño resulta más conciliatorio.

5- ¡Relájate!

Si te cuesta sentir sueño a la misma hora cada día, crea rutinas saludables antes de dormir, tomar un té, escuchar música suave o leer algo de un libro.

Dormir es cosa de calidad, no de cantidad. Descansa mejor, no por más horas y verás los resultados en tu rendimiento al entrenar.

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